La importancia de las emociones en Psicología es innegable. Las emociones juegan un papel fundamental en nuestra vida cotidiana y son un campo de estudio crucial en la psicología. Este artículo explora la importancia de las emociones en la psicología, abarcando desde su definición y funciones hasta su impacto en el comportamiento humano y la salud mental.
Definición y naturaleza de las Emociones
Las Emociones son materia de estudio de la psicología, las neurociencias, y más recientemente, la inteligencia artificial.
El significado etimológico del término emoción es: el impulso que induce la acción.
En psicología, emoción se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación. Este sentimiento se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica como cambios en la respiración, sudoración o en el pulso cardíaco, e incluye algunas reacciones de conducta como relajación, bienestar, ansiedad, estrés, depresión, agresividad o llanto (Ramos, 2005).
Las Emociones son procesos neuroquímicos y cognitivos relacionados con la arquitectura de la mente (toma de decisiones, memoria, atención, percepción, imaginación). Han sido perfeccionadas por el proceso de selección natural como respuesta a las necesidades de supervivencia y reproducción (Kail y Cavanaugh, 2006).
Así pues, las emociones son reacciones complejas que involucran aspectos fisiológicos, cognitivos y conductuales. Se desencadenan como respuesta a estímulos internos o externos y nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno.
Emociones y adaptación
Gracias a las Emociones podemos establecer varias conductas de adaptación básicas para el organismo. Como por ejemplo: agredir, escapar, buscar confort, ayudar a las personas, reproducirse (Palmero, Guerrero, Gómez y Carpi, 2006).
Las Emociones tienen efectos negativos, así, por ejemplo, el pánico escénico o el bloqueo en los deportistas pueden interferir con el rendimiento físico. Además, el odio, la ira, la repugnancia y el miedo alteran la conducta y las relaciones interpersonales. Pero las Emociones también pueden contribuir a favorecer la supervivencia.
Ahora bien, los latidos intensos del corazón, las palmas sudorosas de las manos, las “mariposas” en el estómago y otras reacciones fisiológicas, son elementos fundamentales del miedo, la ira, la alegría y de otras Emociones. Estos cambios orgánicos incluyen alteraciones en la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la sudoración y otras reacciones fisiológicas; casi todas ellas provocadas por la adrenalina, hormona que es producida por las glándulas suprarrenales (Coon, 2005).
Igualmente, las expresiones emocionales, o signos externos de lo que se siente, son otro elemento importante.
Por ejemplo, cuando tenemos mucho miedo nos tiemblan las manos, el rostro se arruga y adoptamos una postura corporal tensa y defensiva.
La emoción también se manifiesta en cambios significativos en el tono y modulación de la voz. Estos cambios conductuales son relevantes porque comunican la emoción entre las personas.
Además, un sentimiento emocional, que es una experiencia privada de una persona, es la parte de la emoción con la que estamos más familiarizados (Goldstein, 2005).
Funciones de las Emociones en la vida diaria
Las emociones nos ayudan a navegar por la vida, guiando nuestras decisiones y comportamientos. Funcionan como señales internas que nos alertan sobre nuestras necesidades y nos motivan a tomar acciones adecuadas. Por ejemplo, el miedo nos puede proteger del peligro, mientras que la alegría nos incentiva a repetir comportamientos que nos benefician. En mi experiencia como psicólogo, he observado que una adecuada comprensión y manejo de las emociones puede mejorar significativamente la calidad de vida.
Emociones y Psicología. Impacto en el Comportamiento
La Psicología es la ciencia del comportamiento que estudia, mediante el método científico, las dimensiones:
- Cognitiva: percepción, pensamiento, memoria, aprendizaje, etc.
- Afectiva: Emociones positivas como la alegría y la felicidad, y Emociones negativas como la ansiedad y la depresión.
- Conductual: conducta verbal, gesticular, movimiento de manos, caminar, saltar, etc. (Best, 2002).
El impacto de las emociones en el comportamiento humano es profundo. Las emociones pueden influir en nuestra percepción, memoria y toma de decisiones. Por ejemplo, una persona enojada puede interpretar las acciones de otros de manera más negativa, mientras que alguien feliz tiende a ser más optimista y abierta. Este impacto se extiende a nuestras relaciones interpersonales, afectando cómo nos comunicamos y nos relacionamos con los demás.
Igualmente, las dimensiones cognitivas, afectivas y conductuales que constituyen el sistema psicológico de la persona están íntimamente relacionadas y se influencian mutuamente.
La dirección del proceso psicológico en una persona adulta y normal sería así: cognición (percepción de la realidad), afectos (emociones) y conducta (reacción) (Pinazo-Calatayud, 2006).
La realidad de una persona está constituida por información que proviene del medio físico (como el sonido de las aves o el cambio de temperatura). También del medio psicológico (comportamiento de otras personas, como que nos hablen o nos miren).
Mediante la cognición procesamos y damos un significado a los eventos que provienen del ambiente (así como me puede dar mucho gusto saludar a un familiar o amigo), inmediatamente siento alguna emoción (alegría) y emito alguna conducta (saludo o abrazo) (Coon, 2005).
Puede suceder que la cognición sea irracional, es decir, que se procese en forma inadecuada un evento. Por ejemplo, la situación de tener que hablar en público, también llamada fobia social, es interpretada como algo “terrible” o “catastrófico”, por lo tanto, genera Emociones negativas como la ansiedad anticipatoria que produce conductas de inquietud motora; como resultado, al darse la situación temida, tener que hablar en público, se puede obnubilar la cognición, no recordar lo que tenía que decirse, confusión, “sudar frío”, errores al hablar, tartamudeo, “mariposas” en el estómago, temblores e inquietud.
El bienestar psicológico está estrechamente relacionado con cómo manejamos nuestras emociones. Emociones positivas como la alegría y la gratitud pueden aumentar nuestra satisfacción con la vida, mientras que emociones negativas como la tristeza y la ansiedad, si no se gestionan adecuadamente, pueden llevar a problemas de salud mental.
Dimensiones en las Emociones
Para tener una mayor compresión del comportamiento en general, y de las Emociones en particular, se debe considerar el modelo biopsicosocial y el papel que juegan las otras dos dimensiones del organismo, la biológica y la social, respectivamente.
La otra gran dimensión es la transpersonal, o espiritual, que también debe ser considera para tener una compresión integral del comportamiento humano. Así, un estilo de pensamiento rígido e inflexible, puede generar Emociones negativas como la tendencia a la ira y el coraje (explosiones emocionales desmesuradas), lo cual puede estar mediado por la reactividad cardiovascular (biológico), en un ambiente social estresante (gritos, maltratos, descalificaciones, etc.). (Oblitas, 2006)
Por lo demás, se han propuesto varios modelos explicativos de las Emociones, entre los que destacan primero, la teoría de James y Lange, que establece que los sentimientos emocionales suceden a la activación corporal y que provienen de la consciencia de la activación; segundo, la teoría de Cannon y Bard, que establece que la actividad del tálamo causa los sentimientos emocionales y que la activación fisiológica ocurre simultáneamente; y tercero, la teoría cognitiva de Schachter, quien afirma que las Emociones se producen cuando la activación física es interpretada cognitivamente, a partir de la experiencia y de señales del ambiente (Coon, 2005).
Componentes fisiológicos y psicológicos de las emociones
El componente fisiológico de las Emociones son los cambios que se desarrollan en el funcionamiento del Sistema Nervioso Central (SNC) debido a que están relacionados con los procesos de cognición que decodifican la información que recibe el organismo y los estados emocionales que se generan.
Ahora bien, los subsistemas fisiológicos relacionados con las emociones son tres: 1) SNC, 2) El sistema límbico y 3) El sistema nervioso autónomo. Durante los procesos emocionales se consideran, particularmente, activos a los siguientes centros del SNC (Rosenzweig y Leiman, 2005):
- La corteza cerebral forma parte del SNC. La corteza cerebral activa, regula e integra las reacciones relacionadas con las Emociones.
- El hipotálamo forma parte del sistema límbico. Este se dedica a la activación del sistema nervioso simpático y está relacionado con Emociones como el temor, el enojo, además de participar como activador de la actividad sexual y la sed.
- La amígdala está relacionada con las sensaciones de ira, placer, dolor y temor. Por esta razón, la extirpación de la amígdala causa complejos cambios en la conducta.
- La médula espinal. Todas las Emociones están relacionadas con determinadas respuestas fisiológicas a las emociones. En consecuencia, es posible que las reacciones emocionales estén relacionadas con cambios fisiológicos necesarios para que el individuo haga frente a la situación o bien para la transmisión de mensajes o señales de respuesta a otros individuos.
- Formación reticular, el fabricante de la realidad. Es un proceso de filtrado e interpretación básica de la información percibida por el individuo. De acuerdo con este proceso, la percepción que puedan contener datos o información que sean, potencialmente, capaces de generar Emociones deben filtrarse por este sistema. Por consiguiente, la formación reticular procesa los patrones físicos para reconocer estructuras cognitivas que no son perceptibles directamente por las sensaciones.
Componente subjetivo
El componente subjetivo de las Emociones es el conjunto de procesos cognitivos relacionados con la respuesta emocional a determinadas características del entorno y cambios fisiológicos.
Las aproximaciones que explican el componente subjetivo de las emociones suelen ser casos especiales de otras. Es decir, las emociones se generan por niveles de abstracción que definen su complejidad. Van desde emociones superficiales, resultado de percepciones elementales y reacciones inmediatas, hasta emociones complejas producto del análisis de escenarios y entornos que implican memoria y consideraciones de estados pasados, presentes y futuros del individuo.
Por lo anterior, los mismos tipos genéricos de emoción, como por ejemplo, el enojo, pueden generarse de varias formas, según el nivel de abstracción, por una reacción inmediata a un estímulo nervioso directo, como una herida, o bien, como resultado de una apreciación cognitiva del entorno, como sentirse agraviado u ofendido.
Normalmente, las reacciones emocionales fisiológicas observables son difíciles de diferenciar por su nivel de abstracción. Las principales diferencias radican en frecuencia, duración, e intensidad, dependiendo del estado de aceptación o rechazo del individuo, a las condiciones del entorno, o bien, a la duración de las condiciones que la provocaron (Trull, y Phares, 2003).
Componente Conductual
El componente conductual es el factor perceptible de los individuos relacionados con estados mentales emocionales.
Se considera que las reacciones de conducta a los estados emocionales no constituyen conductas relacionadas, de forma directa o lógica, con el estado del entorno, es decir, las conductas características de diversos estados emocionales son, en general, conductas emergentes. Las conductas emergentes relacionadas con las Emociones pueden tener la función de transmitir o comunicar el estado emocional a otro individuo, ya sea para prevenirlo o intimidarlo, pueden ser reacciones defensivas involuntarias ante un enemigo o agresor, real o imaginario (como patear el automóvil si no arranca por la mañana) o pueden ser un proceso de búsqueda de conductas adecuadas para manejar determinadas situaciones desconocidas (Goldstein, 2005; Best, 2002).
Componente emocional
El componente emocional parece ser determinante ante la disyuntiva atacar o huir de un individuo amenazado.
Normalmente, el estado emocional se genera ante las señales emocionales representadas o transmitidas por el agresor o víctima.
Muchas Emociones se muestran posteriormente bajo estados de relajación, opuestos al estado emocional inicial, después de un estado de enojo puede sobrevenir un estado de calma o incluso placer, después de un estado de tristeza puede sobrevenir cierto estado de calma o consuelo.
En los niveles más elementales de abstracción la conducta emocional es más fácil de comparar entre individuos, especies o agentes, al elevar el estado de abstracción, la conducta relacionada con los estados emocionales suele ser impredecible (Fredickson, 2001).
Aparentemente, los estados emocionales permiten al individuo establecer determinadas formas de apreciar el entorno y a preferir determinadas estructuras lógicas o formales para concebirlo, todo esto con el fin de ser capaz de obtener conclusiones rápidas y de cambiar, sin necesidad de un proceso racional, de un patrón de conducta o razonamiento a otro más adecuado al tipo de situaciones a las que se enfrenta, ya sea una situación práctica, social, analítica o creativa o de supervivencia (Goldstein, 2005; Best, 2002).
Ciertamente, las Emociones son comportamientos complejos que se dan en espacios cortos de tiempo. Suelen ser breves y durar, a veces, solo unos pocos segundos. Una emoción suele comenzar con una evaluación o interpretación cognitiva de algún evento o suceso físico y psicológico. De esta manera, se admite que la emoción es la que precede a la cognición, o viceversa.
La Regulación Emocional y su relevancia en Psicología
La regulación emocional es la capacidad de gestionar y responder a las emociones de manera adaptativa. Es una habilidad crucial para el bienestar psicológico. Técnicas como la reestructuración cognitiva, la atención plena y la terapia de aceptación y compromiso son herramientas efectivas para ayudar a las personas a regular sus emociones. En la práctica clínica, he visto cómo la mejora de las habilidades de regulación emocional puede llevar a una mejor salud mental y relaciones más saludables.
Inteligencia Emocional
La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás. Incluye habilidades como la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales. En el ámbito académico y profesional, la inteligencia emocional es una competencia vital que puede influir en el éxito personal y profesional.
Estrategias para el manejo de las Emociones
Existen diversas estrategias para manejar las emociones de manera efectiva. Algunas de estas incluyen la terapia cognitivo-conductual, la meditación, el ejercicio físico y la expresión creativa. Enseñar a los pacientes estas estrategias puede empoderarlos para tomar control de sus emociones y mejorar su bienestar general. Como psicólogo, he visto cómo estas técnicas pueden transformar la vida de las personas, ayudándolas a superar desafíos emocionales y encontrar equilibrio.
En conclusión, las emociones son una parte integral de la experiencia humana y su estudio es esencial para la psicología. Comprender y gestionar nuestras emociones no solo mejora nuestra salud mental y bienestar, sino que también enriquece nuestras relaciones y nuestra calidad de vida.
Emociones y Neurociencia
La neurociencia ha comprobado la estrecha interrelación neural de los procesos cognitivos y emocionales, reconociendo que estos son dos aspectos inseparables de la vida psíquica, que también guardan relación con la conducta.
Se admite que puede suceder que la emoción preceda al pensamiento, sea una consecuencia de éste, o bien, se produzcan simultáneamente. En este proceso se desencadena una cascada de tendencias reactivas, manifestadas a través de sistemas múltiples de respuesta, tales como la experiencia subjetiva, la expresión facial, el procesamiento cognitivo y una serie de cambios fisiológicos. Las Emociones están referidas a algún significado de una circunstancia personal; tienen un objeto. Son clasificadas en categorías discretas, tales como: miedo, temor, angustia, cólera, alegría, júbilo, éxtasis, amor (Lyddon y Jones, 2002).
Afecto y Emociones
El afecto, en cambio, es un concepto más general; está referido a aspectos emocionales más estables y accesibles a la consciencia. Aunque el afecto se presenta dentro de las Emociones -como el componente subjetivo de la experiencia- también está presente en muchos otros fenómenos, incluyendo las sensaciones físicas, las actitudes, humores y rasgos afectivos. El afecto no tiene un objeto tan definido; tiene una duración en mayor, en comparación con la de las Emociones, y puede ser evidente solo con respecto a la experiencia subjetiva, y conceptualizado en dos dimensiones: activación emocional positiva (placer) versus activación negativa (dolor) (Lyddon y Jones, 2002).
Se pueden denominar cogniciones afectivo-dependientes aquellas en las que los afectos influyen en el origen de las cogniciones. En gran medida, percibimos que nuestras necesidades, motivaciones y estado de ánimo contribuyen a generar, selectivamente, cierto tipo de pensamientos. Hay un sistema fisiológico innato, espontáneo y primitivo, el cual reacciona de forma involuntaria ante los estímulos emocionales; pero también, hay que admitir la existencia de un segundo sistema interactivo distinto, “cognitivo cortical adquirido”, el cual reacciona según los significados simbólicos construidos. Ambos se combinan para un funcionamiento emocional normal y adaptativo (Rosenzweig y Leiman, 2005).
Plutchik (citado por Coo, 2005), identificó ocho Emociones primarias: temor, sorpresa, tristeza, asco, enojo, anticipación, alegría y confianza (o aceptación), las cuales pueden combinarse, y cada par de Emociones contiguas puede mezclarse para generar una tercera emoción más compleja; por ejemplo, los celos pueden ser una mezcla de amor, ira y miedo. También identificó Emociones menos intensas (interés, serenidad, aceptación, aprensión, distracción, melancolía, aburrimiento y fastidio), y sus opuestas más intensas (vigilancia, éxtasis, admiración, terror, desconcierto, dolor, hastío y enojo).
Best, J. B. (2002). Psicología cognitiva (5ª ed.). México: Thomson.
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Oblitas, L. (2006). Psicología de la salud y enfermedades crónicas. Bogotá: PSICOM.
Palmero, F., Guerrero, C., Gómez, C., & Carpi, A. (2006). Certezas y controversias en el estudio de la emoción. Revista Electrónica de Motivación y Emoción, 9(23-24).
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Rosenzweig, M. R., & Leiman, A. I. (2005). Psicología fisiológica (2ª ed.). México: McGraw Hill.
Trull, T. J., & Phares, E. J. (2003). Psicología clínica (6ª ed.). México: Thomson.
Publicación con contenido entendible y que permite a medida que se va leyendo va siendo significativo en el proceso de aprendizaje.
Muchas gracias deseo seguir recibiendo, más de sus artículos.
Excelente publicación…fue de mucha ayuda. Deseo seguir recibiendo este tipo de artículos.
Hola, muy interesante, solo una cosa… No es “disgusto”, sino asco. En inglés se dice «disgust», pero no se traduce como disgusto sino como asco, que es una emoción básica.
Me gusto mucho el artículo, creo permite tener claridad respecto al tema.
Me encantan los temas y las definiciones, gracias por compartir esta información con nosotros.
Gracias por el artículo, me ha gustado y ampliado la información en el tema de las emociones. Saludos.
Excelente artículo felicidades al Lic. Armando Oblitas Guadalupe, efectivamente el componente emocional afecta más en el ser humano cuando son incomprendidos, no son apoyados, no tienen el amor de otra persona, llámense esposo(as), hijo, madre, padre, etc. Espero que me sigan enviando más, estoy estudian terapia infantil y me ayuda a continuar escribiendo artículos y bibliografía.
Excelente comunicación; nos ubica en el contexto: Mente-Cerebro. Muy ágil para su lectura… Felicidades, espero recibir más de estos artículos o breviarios.