Establecer una visión con metas y objetivos claros en la vida nos ayuda a lograr cualquier cosa y llegar lejos, sobre todo si se sabe a dónde se quiere llegar y si se dispone de un plan coherente para ello.
Al preguntar a las personas: ¿A dónde van en la vida? ¿Cuáles son sus metas? Resulta común encontrar respuestas bien encaminadas pero simplistas., como: “comprar una casa”, “encontrar pareja y casarme”, “viajar”, “ahorrar”, o algo tan amplio como “ser feliz”. Esto no se puede catalogar como una “mala respuesta”, pero suelen ser metas tan amplias y difusas que resulta difícil enfocarlas y concentrar esfuerzos para su cumplimiento.
Si no se establecen metas con objetivos claros, actividades concretas para llevarlas a cabo y con criterios evaluativos, resulta bastante difícil y complejo dirigirse a ellas.
Mientras más claro sea el plan de acción, será más motivante y habrá más probabilidades de cumplir las metas que ha establecido.
Las metas requieren de objetivos a corto y largo plazo; estas requieren de actividades concretas para llevarlas a cabo. Estas pueden establecerse conductualmente (véase Vargas, 1972), de manera que constituyan una serie de actividades concretas hacia las metas, que pueden además establecer un criterio de evaluación. Esto permite, a su vez, cuantificar el grado en que se está avanzando en dirección a la meta.
Se propone entonces la necesidad de establecer una meta general, un objetivo específico que responda a esa meta, y actividades concretas relativas a la meta, que permitan además establecer un criterio evaluativo.
A continuación, se describirá brevemente la importancia de las principales áreas de desarrollo personal y, a manera de ejemplo, se ofrecerán algunas metas, objetivos y actividades que diferentes personas han escogido para sus vidas.
Áreas para establecer metas y objetivos en la vida
Área Intelectual
Los seres humanos somos seres pensantes, necesitamos sentirnos inteligentes, útiles y productivos. Esto quiere decir que no es suficiente saber que somos inteligentes y capaces, si no ponemos en práctica nuestra capacidad. En otras palabras, necesitamos ponernos a prueba y demostrarnos de lo que somos capaces. Es conocido el hecho que muchas de las personas jubiladas creen que pasarán una época de felices vacaciones. Y lo más común es que, como consecuencia de no tener actividades estructuradas, retos, metas en las cuales demostrar su capacidad intelectual, se deprimen. No es suficiente ser inteligentes ni haberlo demostrado: Es necesario seguir ejerciendo una inteligencia práctica.
Las metas intelectuales pueden incluir leer, aprender un nuevo programa de computación, estudiar una carrera universitaria, tomar un curso técnico. También aprender un nuevo idioma, aprender a cocinar comida italiana, saber más acerca de alimentación sana y natural, etc.
Si la meta es leer e instruirse más, por ejemplo, el siguiente paso sería establecer un objetivo (o varios, no necesariamente solo uno) más concreto para esa meta general.
Área Artística
El área artística es un área importante, pues crear es parte integral de la actividad humana. El proceso creativo implica metas, ideas claras y esfuerzo, lo cual produce en muchas personas valiosas experiencias de flujo (Csikszenmithalyi, 1996).
Tener metas en el área artística no significa pretender ser el mejor concertista de piano. Tampoco revolucionar la pintura, escultura o el teatro, sino aprender a disfrutar de estas actividades, siendo un partícipe tan activo como se desee. Si se tiene habilidad, puede desarrollarse, aprovecharse y disfrutarse. Y si no se tiene, se puede aprender a disfrutar del arte, aprendiendo a conocer y apreciar a los grandes escultores, pintores, compositores, e intérpretes de música, cine o teatro.
En El Péndulo de Foucault, Umberto Eco (2003), propuso que si no se puede ser un actor y un protagonista, al menos se puede ser un consumidor inteligente.
Nunca es tarde para desarrollar al pequeño o gran artista que llevamos dentro.
Área Laboral metas y objetivos en la vida
Pasamos buena parte del tiempo en el trabajo y, aunque es usual buscar trabajar menos y tener más tiempo de ocio.
En investigaciones de Csikszenmithalyi (1996) han revelado que es más fácil y común tener experiencias de flujo en el trabajo que en tiempos de ocio y, lo que es más, que la falta de estructura y motivación de las actividades de ocio usualmente no solo no producen tales experiencias, sino que se asocian con mayores períodos de aburrimiento y hasta depresión.
Es importante tener metas en el trabajo, pues de lo contrario puede volverse aburrido y tedioso. Trabajar únicamente por la motivación económica es desaprovechar la riqueza que podemos derivar del mismo. Muchas investigaciones (véase por ejemplo Seligman, 2002) han demostrado que la remuneración no es el motivador más relevante en el trabajo. Una persona puede tener el trabajo más entretenido en apariencia, pero si no tiene metas personales en él, no podrá dejarse absorber por el mismo y le será pesado, cuando no aburrido, tedioso y desmotivante. O se puede tener un trabajo que muchos podrían juzgar aburrido, pero si se tiene metas claras puede convertirse en algo interesante, estimulante y motivante.
Área Económica
Muchas personas enfocan sus metas únicamente en esta área. Como todas, esta es un área crucial, por supuesto; sin embargo, no necesariamente más que las demás. El enfocarse en ella contribuye, de forma casi exclusiva, a la infelicidad y falta de satisfacción en la vida de muchas personas. Por otra parte, cuánta gente no se queja de la situación económica, pero no se toma en serio la idea de plantearse metas en esta área para solventarla mejor.
Si el dinero no alcanza hay que ver qué hacer, producir más, gastar menos o distribuir los recursos de otra manera, no obstante lo importante es hacer algo al respecto.
Metas económicas pueden estar representadas por ideas como ganar más, gastar menos, ahorrar, pagar menos impuestos legalmente; y los objetivos pueden variar desde cambiar de empleo, añadir un trabajo al que ya se tiene, iniciar un plan de ahorro de energía eléctrica en la familia o la oficina. También aprovechar mejor los espacios de los contenedores para meter más mercadería en ellos, entrenar a los empleados en técnicas de venta eficientes o revisar el presupuesto familiar, entre otras opciones.
Área Familiar metas y objetivos en la vida
La mayoría de personas casadas tenemos al menos tres familias: La propia, conformada por cónyuge e hijos; la familia de origen, conformada por los padres, hermanos, con la extensión de sus cónyuges, y la política, compuesta por suegros y cuñados. Es importante también tener metas para cada una de ellas, que no van a ser necesariamente las mismas para los tres grupos familiares.
a. La Familia Propia
Así como se planifica hacia dónde ir en el área económica, laboral e intelectual, es importante saber hacia dónde vamos y hacia dónde queremos conducir nuestra propia familia. La pregunta es “¿Hacia dónde quiero dirigir a mi familia?” “¿Qué me gustaría que hiciéramos menos (o más)?” Tal vez pelear menos, reunirnos más seguido, compartir un rato libre, hacer algún viaje, comunicarnos mejor o lo que cada quien quiera y necesite.
b. La Familia de Origen
Lo mismo señalado para la familia propia es válido para la familia de origen, paterna-materna. Las metas pueden implicar tener mayor relación, mayor intimidad, resolver conflictos, lograr mayor unidad y solidaridad fraternal. También apoyar a algún hermano, atender enfermedades, ayudar a solventar problemas legales o económicos de los padres o hermanos. Pero también pueden implicar alejarse o poner cualquier límite a algún miembro de la familia.
c. La Familia Política
Todo lo dicho para la familia propia y la de origen es válido para la familia política. Hay familias políticas que acogen muy bien a nueras y yernos, y otras cuyos suegros o cuñados son difíciles. Cada persona establecerá sus objetivos en función de las metas que tenga en esta área, que pueden ser de acercamiento, intimidad, apoyo y resolución de conflictos, o bien de alejamiento y distanciamiento intencional, parcial, temporal o total.
Área Social
El área social se refiere a los amigos y amigas. Es importante saber hacerlos, cultivarlos y mantenerlos. Las personas que tienen amistades no las tienen por “casualidad” o por “suerte”. Requieren inversión de tiempo y esfuerzo, salir de nosotros mismos y prestar atención a otras personas, fuera del ámbito puramente familiar (recordar cumpleaños, de aniversarios, mantener contacto por cualquier medio, especialmente el personal). Dedicar tiempo a los amigos, salir con ellos, invitarlos a cenar, programar un momento para tomar un café, programar un almuerzo juntos de vez en cuando, son actividades relevantes para que los amigos reciban el mensaje de que son valiosos para nosotros, que son fundamentales en nuestras vidas, que los apreciamos y les tenemos cariño. Es importante también cumplir con ellos, hacerles saber que cuentan con nosotros en caso de necesidad, asistir a las invitaciones que nos hacen, etcétera.
Área Afectiva
Esta se refiere al área de pareja. No importa qué tan buena o mala sea la relación de pareja, siempre puede ser mejor. Way y Kubinyi, en su libro El Jardín del Amado (1975), ofrecieron una hermosa descripción sobre los cuidados que requiere un jardín, que pueden compararse con los cuidados que una pareja amerita: Es importante atender al jardín diariamente, limpiarlo, regarlo regularmente, abonarlo, podarlo, quitarle las malas hierbas, removerle la tierra, fumigarlo, sembrarle nuevas plantas, flores etc. Es relevante, entonces, evaluar qué tanto estamos cuidando, abonando, limpiando e invirtiendo tiempo y dedicación a la relación de pareja. El amor puede morir, acabarse, si no lo cuidamos, por eso, cuidar a la pareja es fundamental. Seligman (2002) revisó diversas investigaciones con base a las cuales concluyó que tener una buena relación de pareja es un aspecto importante que se correlaciona positivamente con la felicidad.
Área Lúdica
Se refiere al área de disfrutar la vida, divertirse y gozarla. La vida tiene sus aspectos serios, de obligaciones y responsabilidades, pero también es valioso aprender a relajarse, descansar, jugar y divertirse. Hay que aprender a jugar los juegos propios de cada edad, como decía Sábato (2006). Es necesario mantener el espíritu juguetón de los niños, reírse, descansar, dedicarle tiempo al esparcimiento, al gozo, a la diversión despreocupada. Por eso, cae bien a los adultos compartir con los niños y aprender de ellos.
Es frecuente encontrar personas que no disponen del tiempo para descansar, reírse y divertirse. El costo de eso es alto, pues quien no descansa sanamente aumenta el riesgo de enfermarse física y emocionalmente (véase Oblitas, 2006).
Área de Salud
Es importante establecer metas y objetivos en el área de la salud, tanto para mantener un cuerpo saludable como para recuperar la salud, si se ha visto comprometida.
En la cultura occidental contemporánea, las mujeres quieren verse delgadas y los hombres fuertes (Toro Alonso, 2009) y van al gimnasio más por razones estéticas que por salud.
Mantenerse sano y saludable requiere de un esfuerzo considerable y consciente, al menos en un principio, hasta llegar a establecer los hábitos necesarios -una dieta nutritiva y balanceada, aprender a mezclar los nutrientes de manera adecuada, hacer ejercicio de manera regular, beber al menos dos litros de agua al día, desarrollar hábitos de sueño y de descanso regulares, aprender a evitar o manejar el estrés, evitar el uso de substancias tóxicas, tanto drogas como alimentos, así como fomentar relaciones sociales, de pareja y familia sanas, entre otras.
Área Filosófica metas y objetivos en la vida
Tener explicaciones a ciertas preguntas básicas de la vida y de la muerte resulta necesario para manejar la vida de manera coherente y tranquila. No tener estas cuestiones resueltas puede ser la base de problemas existenciales, expresados en forma de insomnio, ansiedad, depresión, desmotivación, o incluso de alcoholismo y adicciones. La religión puede ayudar a ciertas personas a responder estas preguntas básicas, cuya solución es compleja e incierta, pues nadie puede responder con certeza a muchas de ellas, pero lo verdaderamente importante es no adoptar respuestas religiosas de manera gratuita, sin haber reflexionado en ellas de manera profunda y personal. Necesitamos un marco de referencia, un contexto en el cual entender nuestro qué hacer como seres humanos que nos permita ordenar, organizar y priorizar nuestros valores.
Preguntas trascendentales
Preguntas importantes a responder o al menos para reflexionar, son las siguientes:
- ¿Quién soy yo? (por supuesto, no se trata de responder con el nombre que nos pusieron o el rol que jugamos en la vida).
- ¿Qué es la vida?
- ¿Es el ser humano bueno, malo o neutro por naturaleza?
- ¿Existe o no existe un Dios? Y si existe, ¿cómo es, en dónde está y cómo debería ser mi relación con él? ¿Es un Dios de amor, comprensivo y misericordioso? ¿Es severo, castigador y digno de temor?
- ¿Estamos predestinados, o somos verdaderamente libres? ¿Tenemos libre albedrío? ¿Somos parte de Él?
- ¿Somos uno con Dios?
- ¿Tenemos verdaderamente el poder del universo y podemos generar la realidad con métodos como la visualización y la programación?
- ¿Creemos o no el karma y la existencia de otras vidas?
- ¿Qué pensamos de las regresiones, como las de Brian Weiss (1992)?
- ¿Es el objeto de la vida superarnos para ser mejores y ganarnos el cielo o una mejor vida en algún otro lado?
- ¿Es esta la única vida que tendremos, o tendremos más?
Estas y muchas otras son preguntas para las que debemos que tener respuestas personales, congruentes y coherentes, si queremos tener una posición de la vida que nos sustente.
Metas y objetivos en la vida
En la vida se puede lograr cualquier cosa y llegar lejos, sobre todo si se sabe a dónde se quiere llegar y si se dispone de un plan coherente para ello. Establecer una visión con metas y objetivos claros en la vida nos ayuda a dirigirnos en esa dirección.
Aguilar, G. y Licht, A. (en prensa). La meditación como proceso cognitivo-conductual. En L., Oblitas (Ed)., Psicología, bienestar y salud. México: Editorial PAX.
Avila, D. y Nummela, R. (1977). Trascendental meditación: A psychological interpretation. Journal of Clinical Psychology, 33, 842-84.
Benson, H. (1976). The relaxation respose. Nueva York: Avon Books.
Benson, H., Klemchuk, H.T.P. y Graham, J.R. (1974). The usefulness of the relaxation response in the therapy of headaches. Headache, 13, 49-52.
Bernstein, D.A. y Borcovec, T. D. (1973). Progressive relaxation training . Champaign, Ill: Research Press.
Berwick, P. y Oziel, L.J. (1973). The use of meditation as a behavioral technique. Behavior Therapy, 4, 743-745.
Block, B. (1977). Trascendental meditation as a reciprocal inhibitor in psychotherapy. Journal of Psychotherapy, 9, 78-82.
Boals, G. F. (1978). Towards a cognitive reconceptualization of meditation. Journal of Transpersonal Psychology, 10, 143-182.
Cardoso, R., de Souza, E y Camano, L. (2009). Meditation in health: Definition, operationalization, and technique. En A. M. Rossi, J. C. Quick y Perrewé, P. L. (Eds). Stress and quality of working life: The positive and the negative (Págs. 143-166). Charlotte, NC: Information Age Publishing.
Carlson, E., Speca, M., Patel, K y Goodey, E. (2003). Mindfulness-based stress reduction in relation to quality of life, mood, symptoms of stress, and immune parameters in breast and prostate cancer outpacients. Psychosomatic medicine, 65, 571-581.
Carlson, E.,Speca, M.,Patel, K y Goodey, E. (2004). Mindfulness-based stress reduction in relation to quality of life, mood, symptoms of stress, and levels of cortisol, dehydroespiandrosterone sulfate (DHEAS) and melatonin in breast and cancer outpatients. Psychoneuroendocrinology, 29, 448-474.
Carpenter, J. P. (1977). Meditation, esoteric traditions: Contributions to psychotherapy. American Journal of Psychoterapy, 31, 394-404.
Clay, R. A. (1977). Meditation is becoming more mainstream. APA Monitor, 28, 12.
DeBerry, S., Davis, S., Reinhard, K.E. (1989). Comparison of meditation-relaxation and cognitive/behavioral techniques for reducing anxiety and depression in a geriatric population. Journal of Geriatric Psychiatry, 22, 231-247.
Delmonte, M. M. (1979). Pilot study of conditioned relaxation during simulated meditation. Psychological Reports, 45, 169-170.
Delmonte, M. M. (1981a). Suggestibility and meditation. Psychological Reports, 48, 727-737.
Delmonte, M. M. (1981b). Expectation and meditation. Psychological Reports, 49, 699-709.
Delmonte, M. M. (1983). Some cognitive aspects of meditation practice. Perceptual and Motor Skills, 57, 1160-1162.
Delmonte, M. M. (1984a). Factors influencing the regularity of meditation practice in a clinical population. British Journal of Medical Psychology, 57, 275-278.
Delmonte, M. M. (1984b). Response to meditation in terms of psychological, behavioral and self-report measures. International Journal of Psycholsomatics, 31, 3-17.
Delmonte M. M. (1984c). Psychological concomitants of meditation practice, International Journal of Psychosomatics, 31, 23-36.
Delmonte M. M. (1984d). Meditation: Similarities with hypnoidal states and hypnosis. International Journal of Psychosomatics. 31,24-34.
Delmonte, M. M. (1984e). Physiological responses during meditation and rest. Biofeedback and Self Regulation, 9, 181-200.
Delmonte, M. M. (1985a). Biochemical indices associated with meditation practice. A literature review. Neuroscience and Biobehavioral Reviews, 9, 557-561.
Delmonte, M. M. (1985b). Response to meditation in terms of physiological, behavioral and self report measures: A brief summary. Psychological Reports, 56, 9-10.
Delmonte, M. M. (1985c). Effects to expectancy on Physiological responsivity in novice meditators. Biological Psychology, 21, 107-121.
Delmonte, M. M. (1986a). Meditation as a clinical intervention strategy: A brief review. International Journal of Psychosomatics, 33, 9-12.
Delmonte, M. M. (1986b). Expentancy and response to meditation. International Journal of Psychosomatics, 33, 28-34.
Delmonte, M. M. (1987a). Meditation: Contemporary theoretical approaches. En M.A. West (Dir.), The psychology of meditation (Pág. 39-53). Oxford: Clarendon Press.
Delmonte, M.M. (1987b). Contructivist view of meditation. American Journal of Psychotherapy, 2, 286-297.
Delmonte, M.M. y Braidwood, M. (1980). Treatment of retarded ejaculation with psychoterapy and meditative relaxation: A case report. Psychological Reports, 47, 8-10.
Delmonte, M. M. y Kenny, V. (1985). An overview of the therapeutic effects of meditation. Psychologia: An International Journal of Psychology in the Orient, 28, 189-202.
Di Gusto, E.L., Bond, N.W. (1979). Imagery and the autonomic nervous system: Some methodological issues. Perceptual and Motor Skills, 48, 427-438.
Dillbeck, M.C., Assimakis, P.D., Panayotis, D., Raimondi, D., Orme-Johnson, D., y Cols. (1986). Longitudinal effects on the Trascendental Meditation and TM-Sidhi program on cognitive ability and cognitive style. Perceptual and Motor Skills, 62, 731-738.
Di Nardo, P.A., Raymond, J.B. (1979). Locus of control and attention during meditation. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 47, 1136-1137.
Ditto, B., Eclache, M. Y Goldman, N. (2006). Short term autonomic and cardiovascular effects of mindfulness body scan meditation. Annals of Behavioral Medicine, 32, 227-234.
Dua, J. K. y Swinden, M.L. (1992). Effectiveness of negative-thought-reduction, meditation and placebo training treatment in reducing anger. Scandinavian Journal of Psychology, 33, 135-146.
Elkins, G., Marcus, J. Hasan, M. y Durgam, S. (2005). Complementary and alternative therapy use by psychotherapy clients. Psychotherapy: Theory, Research, Practice, Training, 42, 232-235.
Elkins, G., Rajab, M. H. y Marcus, J. (2005). Complementary and Alternative Medicine Use by Psychiatric Inpatients. Psychological Reports, 96, 163-166.
Epstein, M. (1995). Thoughts without a thinker. Nueva York: Basic Books.
Field, T. (2009). Complementary and alternative therapies research. Washington, D. C.: American Psychological Association.
Fling, S., Thomas, A. y Gallaher, M. (1981). Participant characteristics and the effects of two types of meditation vs. quiet sitting. Journal of Clinical Psychology, 37, 784-790.
Forem, J. (1974). Trascendental meditation. Nueva York: Dutton.
Gables, S. y Haidt, J. (2005). What (and why) is positive psychology? Review of General Psychology, 9, 103-110.
Gelderloos, P., Goddard, P.H., Alhstrom, H.H. y Jacoby, R. (1987). Cognitive orientation toward positive values in advanced participants of TM and TM-Sidhi program. Perceptual and Motor Skills, 64, 1003-1012.
Gilbert, A.R. (1978). Toward a scientific technique of mind expansion in the future of mankind. Psychologia: An International Journal of Psychology in the Orient, 21, 124-127.
Goleman, D. (1971). Meditation as metha-therapy: Hypothesis toward a proposed fifth state of consciousness. Journal of Transpersonal Psychology, 3, 1-25.
Grant, J. y Rainville, P. (2009). Pain sensitivity and analgesic effects of mindful states in Zen meditators: A cross-sectional study. Psychosomatic Medicine, 71, 106-114.
Green, E. y Green, a. (1977) Beyond biofeedback. Nueva York: Delta.
Greenwood, M. y Benson, H. (1977). The efficacy of progressive relaxation in systematic desensitization and proposal for an alternative competitive response –the relaxation response. Behaviour Research and Therapy, 15, 337-343.
Hendricks, C.G. (1975). Meditation as discrimination training: A theoretical note. Journal of Transpersonal Psychology, 7, 144-146.
Jacobson, E. (1938). Progressive relaxation. Chicago: University of Chicago Press.
Jain, S., Shapiro, S., Swanick, S., Roesch, S., Mills, P., Bell, I. y Schwarts, G. (2007). A randomized control trial of mindfulness meditation versus relaxation training: Effects on distress, positive state of mind, rumination and distraction. Annals of Behavioral Medicine, 33, 11-21.
Kamei, T., Toriumi, Y, Kimura, H., Ohno, S. Kumano, H. Y Kimura, K. (2000). Decrease in serum cortisol during yoga excercise is correlated with alpha wave activation. Perceptual and Motor Skills, 90, 1027-1032.
Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness based interventions in context: Past, present and future. Clinical Psychology: Science and Practice, 10, 144-158.
Kabat-Zinn, L. (2009). Foreword. En L. S. Shapiro y L. E. Carlson (2009), The art and science of mindfulness: Integrating mindfulness into psychology and the helping professions. Washington, D. C.: American Psychological Association, ix-xii.
Kanfer, F.H. y Karoly, P. (1972). Self control: a behavioristic excursion into the lion´s dent. Behavior Therapy, 3, 398-416.
Kasamatsu, A. y Hirai, T. (1969). An electroencephalographic study on the Zen meditation (Zazen). Psychologia: An International Journal of Psychology in the Orient, 12, 205-225.
Karunesh (1993). Beyond body and mind. (CD de música). Hamburgo: Nightingale Music.
Keefer, L. y Blanchard, E. (2002). A one year follow-up of relaxation response meditation as a treatment of irritable bowel syndrome. Behavioral Research and Therapy, 40, 541-546.
Kenny, V. y Delmonte, M.M. (1986). Meditation as viewed through personal construct theory. Journal of Contemporary Psychotherapy, 16, 4-22.
Khubalkar, R y Tukdoji, M. R. (2009). Effects of integral meditation on peace in young adult non-regular meditators. Journal of the Indian Academy of Applied Psychology, 35, 39-45.
Koerner, K. y Linehan, M.M. (1992). Integrative therapy for borderline personality disorder: dialectic behavior therapy. En J.C. Norcross y M.R. Golffried (Dirs.), Handbook of psychotherapy integration (433-459). Nueva York Basic Books.
Kuna, D.J. (1975). Meditation and work. Vocational Guidance Quartely, 23, 342-346.
Kutz, I., Borysenko, J.Z. y Benson, H. (1985). Meditation and psychoterapy: A racional for the integration of the dynamic psychoterapy, the relaxation response and mindfulness meditation. The American Journal of Psychiatry, 142, 1-8.
Lee, S. H., Ahn, S. C., Lee, Y. J., Choi, T. K., Yook, K. H., y Suh, S. Y. (2007). Effectivenessof a media based stress management program as an adjunct to pharmacotherapy with patients with anxiety disorder. Journal of Psychosomatic Research, 62, 189-195.
MacLaine, S. (1989). Shirleys MacLaines Workout. Stamford, CT: Vestron Video Inc.
Mandell, J.A. (1980). Toward a psychobiology of transcendence: God in the brain, in the psychobiology of consciousness. Nueva York: Plenum.
Manocha, R. (2000). Why meditation? Austalian Family Physician, 29, 1135-1138.
Mikulas, W.L. (1981). Buddhism and behavior modification. Psychological Records, 31, 331-342.
Moore, A. y Malinowsy, P. (2009). Conciousness and cognition: An Internacional Journal, 18, 176-186.
Neuringer, A. (1981). Self-experimentation: A call for change. Behaviorism, 9, 79-94.
Orstein, R.E. (1972). The psychology of consciousness. San Francisco: Freeman.
Osho, (1996). Meditation: the first and last freedom. Nueva York: St. Martin´s Press.
Otis, L. (1974). The facts of transcendental meditation: If well-integrated but anxious, try TM. Psychology Today, 7, 45-6.
Otto, M. Norris, R. y Bauer-Wu, S. (2006). Mindfulness meditation for oncology patients: A discussion and critical review. Integrated Cancer Therapy, 5, 98-108.
Pace, T. W. W., Negi, L. T., Adame, D. D., Cole, S. P., Sivilli, T. I, Brown, T. D., Issa, M. J. y Raison, C. L. (2009). Effect of compassion meditation on neuroendocrine, innate immune and behavioral responses to psychosocial stress. Psychoneuroendocrinology, 34, 87-98.
Pagano, R.R. y Warrenburg, S. (1983). Meditation: In search of a unique effect. En: R. J.Davidson, G.E. Schwartz y D. Shaphiro (Dirs.), Consciousness and self-regulation (Pág. 153-205). Nueva York. Plenum.
Pepper, E., Ancoli, S. y Quinn, M. (1979). Mind/body integration. Nueva York: Plenum.
Plummer, M. P. (2009). The impact of therapists’ personal practice of mindfulness meditation on clients’ experience of received empathy. Dissertation Abstracts International: Section B: The Sciences and Engineering. 69 (7-B), 4439.
Schwartz, G.E., Davison, R.J. y Goleman, D.J. (1978). Patterning of cognitive and somatic processes in the self-regulation of anxiety: Effects of meditation versus exercise. Psychosomatic Medicine, 40, 321-328.
Schwartz, M.S. y Olson, R.P. (1995). A historical perspective on the field of biofeedback and applied psychophysiology. En M.S. Schwartz (Dir.), Biofeedback: A practicioner´s guide (Pág. 3-18).Nueva York: Guilford
Seeman, T., Fagan, L. y Seeman, M. (2003). Religiosity/Spirituality and health. American Psychologist, 58, 53-63.
Shaphiro, D.H. y Zifferblatt, S.M. (1976). Zen meditation and behavioral self-control. American Psychologist, 31, 519-532.
Shapiro, S. L., Astin, J., Bishop, S y Cordova, M. (2005). Mindfulness-based stress reduction and health care professionals; Results fron a ramdomized controlled trial. International Journal of Stress Management, 12, 164-176.
Shapiro, S. L. y Carlson, L. E. (2009). The art and science of mindfulness: Integrating mindfulness into psychology and the helping professions. Washington, D. C.: American Psychological Association.
Silva, J. (1977). Silva mind control method. Nueva York: Simon & Shuster.
Simpkins, C. A. y Simpkins, A. M. (2009). Meditation for therapists and their clients. Nueva York: W W Norton & Co.
Speca, M., Carlson, E., Goodey, E. y Angen, M. (2000). A randomized wait-list controlled clinical trial: The effect of a mindfulness meditation-based stress reduction program on mood and symptoms of stress in cancer outpatients. Psychosomatic Medicine, 62, 613-622.
Stroebel, C. (1982) The quieting reflex. Nueva York: Putman´s Sons.
Tamas Laboratorium (1990). Living structures (CD de música). Hamburgo: Innovative Communications.
Tamas Lab (1995). Visions of space & time (CD de música). Hamburgo: Innovative Communications.
Tang, Y. T., Ma, Y., Fan, Y., Wang, J., Su, Q., Zhang, Y., Zhou, L., Fan, M., Wang, Y., Li, J., Hu, B., Feng, S. y Feng, H. (2009). Central and autonomic nervous system interaction is altered by short-term meditation. PNAS Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 106, 8865-8870.
Telles, S. Mohapatra, R. y Naveen, K. (2005). Heart rate spectrum during Vipassana mindfulness meditation. Journal of Indian Psychology, 23, 1-5.
Travis, F., Haaga, D. A. F., Hagelin, J., Nidich, S., Grosswald, S., Schneider, R. H., Rainforth, M., Gaylord-King, C. y Tanner, M. (2009). Effects of transcendental meditation practice on brain functioning and stress reactivity in college students. International Journal of Psychophysiology, 71, 170-176.
Treadway, M. T. y Lazar, S. W. (2009). The neurobiology of mindfulness. En D. Fabrizio (Ed). Clinical handbook of mindfulness. (Pág. 45-57). Nueva York: Springer Science.
Upper, D. y Cautela, J.R. (1979). Covert conditioning. Nueva York: Pergamon.
Varni, J.W. (1983). Clinical behavioral pediatrics. Nueva York: Pergamon.
Wallace, R.K. (1970). Physiological effects of transcendental meditation. Science, 167, 1751.
Walsh, R. y Shapiro, S. (2006). The meeting of meditative disciplines and western psychology: A mutually enriching dialogue. American Psychologist, 61, 227-239.
Wiener, P. (2009). Cómo descubrir, desarrollar y potenciar las habilidades cognoscitivas de los niños. En G. Aguilar (Ed), Problemas de la conducta y emociones en el niño normal (Págs. 255-266). México: Trillas.
Weiswbecker, I., Salomon, P, Studts, J. L., Floyd, A. R., Dedert, E. A. y Sephton, E. (2002). Mindfulness-based stress reduction and sense of coherence among women with fibromyalgia. Journal of Clinical Psychology in Clinical Settings, 9, 297-307.
Yusenian, M., Aslami, F., Vash, J. H. y Yazdi, A. B. (2008). Effects of Transcendental Meditation on mental health: A before-after study. Clinical Practice and Epidemiology in Mental Health. Vol 4, ArtID 25.