Efectos del maltrato infantil en el cerebro

El maltrato infantil tiene efectos significativos en el cerebro, afectando su desarrollo y funcionamiento de manera profunda. Estudios han demostrado que el cerebro de un niño maltratado presenta cambios estructurales que pueden impactar negativamente su salud mental y cognición (Tjoelker et al., 2022). Estos efectos del maltrato infantil en el cerebro influyen en áreas críticas del desarrollo, lo que puede ocasionar déficits en capacidades cognitivas y emocionales. Por ello, es crucial abordar estas situaciones desde una perspectiva integral para mitigar sus consecuencias a largo plazo.

La historia de maltrato infantil es una constante en millones de familias en el mundo, no solo de los países en vía de desarrollo, sino también de países desarrollados de Europa o América; y es una de las problemáticas que más consecuencias negativas conllevan para la sociedad.

Cambios estructurales en el cerebro por el maltrato infantil

La exposición a traumas complejos durante la infancia temprana provoca cambios significativos en la estructura y función del cerebro. Alteraciones notables incluyen el agrandamiento de la amígdala, que funciona como el centro de alarma del cerebro, y la reducción del hipocampo, que es crucial para codificar los recuerdos de eventos traumáticos. Estos cambios estructurales a menudo van acompañados de alteraciones funcionales, como la sobreproducción de hormonas del estrés, que pueden debilitar el sistema inmunológico y afectar la capacidad de manejar el estrés en la adultez (Lutz et al., 2017). Estos cambios neurobiológicos se han vinculado a los efectos duraderos del abuso infantil y el maltrato, contribuyendo a problemas de comportamiento y emocionales más adelante en la vida (Mayo Clinic, 2022).

Cronología y naturaleza del trauma

El momento y el tipo de experiencias traumáticas son cruciales para moldear el desarrollo del cerebro. Las investigaciones indican que el abuso y la negligencia crónicos pueden impedir el proceso normal de maduración del cerebro, lo que da como resultado alteraciones persistentes en las respuestas emocionales y conductuales. Específicamente, la ausencia de experiencias positivas durante períodos sensibles de desarrollo puede llevar a déficits en ciertas funciones cerebrales, ya que las interacciones negativas se incrustan en la conectividad del cerebro (Hart & Rubia, 2012). Además, un apego seguro puede actuar como un factor protector contra los efectos perjudiciales de las respuestas al estrés en el desarrollo cerebral, lo que subraya la importancia de la intervención temprana en niños vulnerables (PubMed, 2022).

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Efectos duraderos

Las consecuencias duraderas del abuso infantil se manifiestan no solo en lesiones físicas, sino también en desafíos emocionales y conductuales que pueden persistir hasta la adultez. Los cambios en estructuras cerebrales como la corteza cingulada anterior, involucrada en la regulación emocional, se han asociado con un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad. Se estima que entre el 5 % y el 15 % de los niños que experimentan abuso físico o sexual severo desarrollan impulsividad elevada, abuso de sustancias y conductas suicidas más adelante en la vida (Norman et al., 2012).

Vías neurobiológicas

La investigación ha explorado varias vías neurobiológicas que median la relación entre el maltrato infantil y los trastornos del estado de ánimo subsecuentes. Estas vías incluyen alteraciones en el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA), que regula las respuestas al estrés. La disfunción del eje HPA se ha vinculado tanto a patrones de hiperreactividad como de hiporreactividad, que predicen enfermedades crónicas relacionadas con el estrés, incluidos los trastornos psiquiátricos(Lippard & Nemeroff, 2023). Además, se ha planteado la hipótesis de que la exposición crónica a niveles elevados de mediadores del estrés, como los glucocorticoides, induce neurotoxicidad, dañando las neuronas en áreas del cerebro sensibles al estrés (Hart & Rubia, 2012).

Inflamación e inmunidad

La inflamación crónica, derivada de la adversidad temprana en la vida (ELA, por sus siglas en inglés), también ha sido implicada en los efectos neurobiológicos del maltrato infantil. Los niveles elevados de mediadores inflamatorios pueden contribuir a la disfunción inmunológica y al estrés oxidativo, lo que lleva a consecuencias adversas para la salud a largo plazo. Evidencias emergentes sugieren que la ELA puede influir en la salud intestinal y la composición del microbioma, exacerbando potencialmente la inflamación crónica y afectando aún más el funcionamiento emocional y cognitivo (Tjoelker et al., 2022).

Investigaciones sobre maltrato infantil

Muchas investigaciones han concluido, hasta ahora, que las dificultades emocionales y sociales eran de origen psicológico.

Sin embargo, el Dr. Martin Teicher y sus colegas del Hospital McLean de Belmont, Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Harvard, concluyen con sus investigaciones (Teicher, 2002), que el maltrato contra el niño durante el crítico tiempo de formación en que su cerebro se está esculpiendo. En consecuencia, el maltrato puede producir una cascada de efectos moleculares y neurobiológicos que alteran de forma irreversible el desarrollo neural.

La hipótesis plantea, obviamente, que el maltrato infantil generaría una serie de problemas en el desarrollo del sistema límbico, sobre todo en lo que toca a dos importantísimas regiones, como lo son el hipocampo y la amígdala, implicados en la memoria verbal y emocional, respectivamente.

Teicher piensa, que el maltrato provocaría un desorden molecular que haría que zonas límbicas presentaran estados de excesiva irritabilidad eléctrica, que permitirían entender por qué muchos de los adultos que han sido maltratados, tienden a una excesiva respuesta emocional y agresiva para resolver diversas situaciones de la vida diaria.

Estudios

Los estudios de numerosos grupos de investigación han demostrado, que parece existir una correlación entre la historia de maltrato infantil y la disminución del volumen de las regiones límbicas ya nombradas. Pero lo más interesante es, que en varios estudios se demuestra una asimetría en la disminución de volumen, siendo vista esencialmente en el hemisferio izquierdo y no en el derecho.

Por otra parte, pacientes con personalidad múltiple -mujeres que habían vivido historias de abuso sexual- mostraban también disminución en el volumen de su hipocampo izquierdo, más no en el derecho, y un porcentaje menor de reducción en la amígdala izquierda de pacientes con trastorno de personalidad esquizoide (perturbación psiquiátrica muy asociada al maltrato infantil).

Experimentos con ratas han demostrado, que el estrés a corta edad reconfigura la organización molecular de esas regiones. En consecuencia, uno de los efectos más graves es la alteración en la amígdala de la estructura proteínica de las subunidades de los receptores GABA, o ácido gammaminobutírico, el neurotransmisor inhibidor primario del cerebro que atenúa la excitabilidad eléctrica de las neuronas. Su mal funcionamiento produce una actividad eléctrica excesiva y puede desencadenar ataques epilépticos, lo cual correlaciona con la irritabilidad límbica de los pacientes maltratados.

Como vemos, existen diversas investigaciones que arrojan evidencia explicativa de las consecuencias moleculares que el Maltrato Infantil acarrea para el cerebro. Sin embargo, un interesante descubrimiento tiene que ver con el efecto asimétrico sobre el desarrollo del tamaño de las estructuras límbicas.

Resultados de las investigaciones sobre maltrato infantil

Los resultados apuntan a implicar un problema de integración interhemisférica de la información en personas con clara historia de Maltrato Infantil.

Cuando un sujeto rememora un recuerdo neutro y otro de maltrato de la infancia, los sujetos maltratados suelen activar su hemisferio izquierdo cuando evocan recuerdos neutros y el hemisferio derecho cuando evocan recuerdos dolorosos de la niñez.

Los sujetos del grupo control activan ambos hemisferios en cualquiera de las dos tareas, presentando una mayor integración interhemisférica.

Por otro lado, en el estudio del trastorno de personalidad esquizoide (que como ya dijimos correlaciona con el Maltrato Infantil), se ha encontrado una reducida integración entre los hemisferios derecho e izquierdo y un menor tamaño en el cuerpo calloso (estructura que une a los dos hemisferios). Estos hallazgos pueden explicar por qué estos pacientes pasan bruscamente de un estado dominado por un hemisferio, a otro dominado por el otro (el derecho almacena lo emocional y el izquierdo percibe y expresa el lenguaje), con percepciones emocionales y recuerdos muy diferentes, explicando sus cambios emocionales, a lo que debe sumarse la mayor irritabilidad eléctrica del sistema límbico que subyace a la agresividad, exasperación y ansiedad en que viven.

Efectos del maltrato infantil en el cerebro: Consecuencias a largo plazo

Consecuencias Psicológicas

Las secuelas psicológicas del abuso infantil son profundas, y muchos sobrevivientes experimentan trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión, ansiedad y dificultades en la regulación emocional. Los síntomas del TEPT pueden incluir flashbacks, pesadillas e hipervigilancia, mientras que los trastornos del estado de ánimo pueden surgir como resultado de cambios estructurales en el cerebro, particularmente la reducción del volumen del hipocampo (Mayo Clinic, 2022). Estos efectos psicológicos pueden llevar al aislamiento social, relaciones deterioradas y una disminución en la calidad de vida, lo que hace necesarias las intervenciones terapéuticas para la recuperación (Hart & Rubia, 2012).

Cambios estructurales y funcionales en el cerebro

La exposición a traumas complejos durante períodos críticos de desarrollo puede dar como resultado cambios estructurales significativos dentro del cerebro. Alteraciones notables incluyen un agrandamiento de la amígdala, responsable del procesamiento del miedo y las respuestas emocionales, y una reducción del hipocampo, que es vital para la formación de la memoria y la regulación emocional (Lutz et al., 2017). Estos cambios están relacionados con la disfunción en la regulación de las hormonas del estrés, lo que puede afectar la función inmunológica y contribuir a vulnerabilidades a largo plazo frente a enfermedades relacionadas con el estrés (Tjoelker et al., 2022).

Estrés tóxico

El concepto de “estrés tóxico” subraya los efectos perjudiciales de la exposición prolongada a entornos de alto estrés, caracterizados por estresores frecuentes e intensos como el abuso y la negligencia. Este tipo de estrés puede llevar a una reorganización significativa de los circuitos cerebrales, afectando particularmente la amígdala, la corteza prefrontal y la corteza cingulada anterior (CCA). Una amígdala hiperactiva puede aumentar las respuestas de miedo y ansiedad, mientras que las interrupciones en la CCA pueden afectar la regulación emocional y la capacidad de toma de decisiones (Glaser, 2000).

Mayor riesgo de abuso de sustancias

Las investigaciones sugieren que las experiencias traumáticas tempranas pueden alterar las vías de recompensa del cerebro, aumentando la susceptibilidad al abuso de sustancias a medida que los individuos buscan medios alternativos para regular sus emociones. Los sobrevivientes pueden involucrarse en comportamientos de riesgo para hacer frente a traumas no resueltos, perpetuando un ciclo de adicción y angustia psicológica adicional (Norman et al., 2012).

Implicaciones para la Salud

El estrés crónico asociado con el abuso infantil está vinculado a una variedad de problemas de salud física, incluyendo condiciones de dolor crónico y un mayor riesgo de trastornos autoinmunes. Los sobrevivientes a menudo enfrentan una mayor vulnerabilidad a diversas dolencias físicas, lo que ilustra la profunda interrelación entre el trauma psicológico y los resultados de salud física (Mayo Clinic, 2022).

Conclusiones

El cerebro del niño maltratado no es un cerebro desadaptado, por el contrario, es un cerebro perfectamente adaptado a la excesiva y temprana imposición de estrés que le permite estar alerta emocionalmente para huir o atacar, de forma que quede preparado para sobrevivir y reproducirse en un mundo lleno de riesgos.

La sociedad cosecha lo que siembra en la crianza de sus hijos.

El estrés esculpe el cerebro de manera que exhiba una diversidad de comportamientos antisociales, aunque adaptativos.

Por medio, de esa cadena de eventos, la violencia y el maltrato van pasando de generación en generación, así como, de una sociedad a la siguiente.

La responsabilidad es muy grande y, está en nuestras manos, que la sociedad deje de manifestar en su núcleo: la familia, la constante formativa del maltrato; de lo contrario, podremos producir secuelas en el cerebro que alteren tan gravemente la vida de ese ser humano, que quizá ya no haya marcha atrás.

Glaser, D. (2000). Child abuse and neglect and the brain—a review. The Journal of Child Psychology and Psychiatry and Allied Disciplines41(1), 97-116.

Hart H and Rubia K (2012) Neuroimaging of child abuse: a critical review. Front. Hum. Neurosci. 6:52. doi: 10.3389/fnhum.2012.00052

Lippard, E. T., & Nemeroff, C. B. (2023). The devastating clinical consequences of child abuse and neglect: increased disease vulnerability and poor treatment response in mood disorders. American journal of psychiatry180(8), 548-564.

Lutz, P. E., Tanti, A., Gasecka, A., Barnett-Burns, S., Kim, J. J., Zhou, Y., … & Turecki, G. (2017). Association of a history of child abuse with impaired myelination in the anterior cingulate cortex: convergent epigenetic, transcriptional, and morphological evidence. American Journal of Psychiatry174(12), 1185-1194.

Mayo Clinic. (2022). Child abuse: Symptoms and causes. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/child-abuse/symptoms-causes/syc-20370864

Norman, R. E., Byambaa, M., De, R., Butchart, A., Scott, J., & Vos, T. (2012). The long-term health consequences of child physical abuse, emotional abuse, and neglect: a systematic review and meta-analysis. PLoS medicine9(11), e1001349.

PubMed. (2022). Child abuse and neglect and the brain: A review. PubMed. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/10763678/

Teicher, M.H. (2002). Neurobiología del maltrato en la infancia. En Investigación y Ciencia. Mayo, pp: 59-67.

Tjoelker, F.M., Jeuring, H.W., Aprahamian, I. et al. The impact of a history of child abuse on cognitive performance: a cross-sectional study in older patients with a depressive, anxiety, or somatic symptom disorder. BMC Geriatr 22, 377 (2022). https://doi.org/10.1186/s12877-022-03068-6

Autor(es)

Jairo Alonso Rozo Castillo

Jairo Alonso Rozo Castillo

Fundación Universitaria Los Libertadores, Colombia

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Psicólogo con amplia experiencia en el aprendizaje, condicionamiento clásico, emociones, conciencia e inconsciente cognitivo. Actualmente, coordina el Laboratorio de Psicología Iván Pavlov en la Fundación Universitaria Los Libertadores y tiene una sólida trayectoria en la formación de profesionales en el ámbito social, clínico y comunitario, con un enfoque en derechos humanos y mediación intercultural. Doctor en Psicología por la Universidad Pablo de Olavide, obtuvo su título con una tesis sobresaliente sobre Santiago Ramón y Cajal e Iván Petrovich Pavlov. Como divulgador científico y editor del Servicio Electrónico de Información Psicológica PserInfo, ha publicado numerosos E-Books, artículos y reseñas en revistas latinoamericanas y españolas, y ha contribuido a la edición de cartillas y libros, consolidándose como un referente en su campo.

Citar este artículo:

Rozo, J. (23 noviembre, 2023).  Efectos del maltrato infantil en el cerebro. Instituto Salamanca. https://institutosalamanca.com/blog/efectos-maltrato-infantil-cerebro

Este artículo es distribuido bajo licencia Creative Commons: 

10 comentarios en «Efectos del maltrato infantil en el cerebro»

  1. Me parece muy clara la explicación del tema, soy profesora y estaba buscando información al respecto, me queda más claro el tema para plantearlo a mis apoderados y estudiantes. Gracias!

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  2. Felicitaciones, acertado artículo que nos debería cuestionar respecto a nuestro rol como psicólogos, pero aún más importante, como miembros de una sociedad enferma mentalmente…Cada que conocía casos fuertes de maltrato infantil me preguntaba: cómo puede ser posible, pero debe estar enferma una persona que es capaz de algo tan cruel…ahora lo veo con claridad…en nuestras manos está el aportar para que ésta realidad empiece a cambiar…

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  3. Muy buenas tardes, excelente articulo, lo importante es empezar a generar conciencia en la familia de la importancia de cambiar este estilo de crianza donde el maltrato es el mejor método de corrección.

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  4. Muy interesante articulo donde se indican los fenómenos fisiológicos producidos en nuestro cerebro con su consiguiente daño producido. Felicitaciones por el artículo.

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  5. Excelente información como educadora y madre de familia me sirve para comprender la dimensión del maltrato infantil. Los padres debemos conocer las consecuencias presentes y futuras que causa el atentar contra la autoestima de nuestros hijos.

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  6. El maltrato en todas sus manifestaciones es perjudicial para la sana convivencia y sobre todo para la salud mental de las personas es preciso aprender nuevas formas de manejar el estrés y la frustración y sobre todo desarrollar habilidades para no descargar la ira en los infantes y de esta forma nuestros infantes aprenderán sobre el buen trato y como resultado tendremos adultos con buen manejo de las emociones.

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  7. Excelente dato de investigación y definitivamente ahí nos damos cuenta de la importancia de la salud mental en los niños y la familia, para posteriormente analizar un determinado tipo de conducta que repercutirá en el desarrollo de la personalidad en cada individuo.

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