Publicación científica y fraude

Jairo A. Rozo C.

Fundación Universitaria Los Libertadores, Colombia

La publicación científica, con las características con las que hoy la conocemos, es relativamente reciente. Las primeras revistas científicas las podemos datar de 1665, con el Journal des Sçavans en Francia y la Philosophical Transactions de Inglaterra (Day, 2005). Mientras la organización IMRYD (Introducción, Métodos, Resultados y Discusión) se creó en los últimos cien años (Day y Gastel, 2008). Gracias a ese formato se logra sencillez y lógica en la comunicación; además de ahorrar espacio y gastos a las revistas y facilitar los procesos a directores y revisores. En la actualidad podemos tener decenas de miles de revistas publicadas en formato de papel o digital en todo el mundo. Revistas de diferentes rangos y características, que ayudan a difundir el conocimiento científico entre los expertos.

Inicios de la comunicación científica

En los primeros tiempos la comunicación científica era mucho más artesanal. Se basaba, muchas veces, en los encuentros de los círculos o sociedades académicas o en la comunicación epistolar entre los diferentes académicos para compartir sus descubrimientos y nuevas ideas.

Charles Darwin y la publicación científica

Un episodio interesante lo aporta la teoría de la evolución de Darwin y Wallace.

Charles Darwin tardó muchos años en armar el rompecabezas que implicaba la teoría de la selección natural para explicar el proceso evolutivo. En ese tiempo utilizó como estrategia escribir a importantes figuras de la ciencia, como los botánicos Joseph Hooker y Asa Gray o el geólogo Charles Lyell. Hacía campaña para convencerles de la importancia de nuevos caminos para la perspectiva evolucionista (Rozo, 2007).

Darwin trataba de desarrollar su teoría cuidadosamente, mientras un joven científico llamado Alfred Wallace publicaba un artículo en 1855 sobre la teoría de la evolución de las especies. Trabajo que refrendó con otro artículo en 1858, donde proponía una teoría idéntica a la de Darwin sobre la evolución por selección natural. Lo curioso es que Wallace envió su escrito a Darwin, pues consideraba que era él, el único que podría valorar realmente su trabajo. Darwin aún no había terminado de escribir su famoso libro El origen de las especies que vería la luz en 1859 (Rozo, 2007).

Cuenta Milner (1995) que Darwin entró en pánico al recibir el escrito de Wallace y percatarse de que los encabezamientos de su artículo bien podrían valer como títulos de los capítulos de su obra. Ante tal situación pidió ayuda de sus amigos Lyell y Hooker. Darwin era capaz de quemar su obra antes de que la comunidad creyese que él había plagiado a Wallace. Sin embargo, el primero en reaccionar de forma generosa y noble fue el propio Wallace.

Se llegó a un acuerdo: La teoría fue atribuida conjuntamente a Darwin y Wallace. Se presentó en la Linnean Society en 1858. Desde entonces sus nombres se entrelazaron para designar la teoría a la que habían llegado de manera independiente (Rozo, 2007).

Publicación científica y ética

La noble resolución Darwin y Wallace evoca un capítulo de la ciencia muy poco conocido en el origen de la teoría de la selección natural; para explicar la evolución de las especies. Además, nos sirve de abrebocas para analizar el tema de la ética en las publicaciones científicas, que analizaremos con más detenimiento adelante.

Del trabajo casi artesanal de investigación científica y de pequeñas comunidades en la época de Darwin, hemos pasado a los grandes desarrollos de grupos de investigación interdisciplinares e internacionales; que producen a gran escala para generar beneficios académicos y que compiten por los recursos financieros existentes.

Esta competencia ha generado que cada vez se dé más importancia a los índices numéricos de factor de impacto de autores y publicaciones (como el índice H). Cada vez sea más importante publicar en revistas indexadas de alto impacto.

Tal nivel de presión, a la larga, ha generado un gran número de escándalos por fraude que es relevante conocer. Por ello, diferentes autores de nuestro ámbito académico vienen escribiendo sobre la importancia de la ética y la publicación científica (Gutiérrez, 2015; López, 2014; Pérez-Acosta & Amaya, 2017), los cuales retomaremos en las siguientes secciones.

Siguiendo a Pérez-Acosta y Amaya (2017), dentro del proceso de publicación de una investigación puede haber varios momentos donde se pueden dar las situaciones de fraude:

  • Antes del proceso de publicación científica.
  • Durante el proceso de publicación científica.
  • Y después del proceso de publicación científica.
Diplomado en Escritura de Artículos Científicos para Revistas Indexadas
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El fraude en el proceso de publicación científica

En el primer momento, antes del proceso de publicación científica, podemos encontrar el conflicto de intereses no declarado.

El segundo momento, durante el proceso de publicación científica, podemos encontrar la autoría inmerecida o insuficiente. También el plagio, el autoplagio, la fabricación, manipulación o imposibilidad de replicar los datos, el sometimiento paralelo de artículos y la revisión de pares falsa.

En el tercer momento, después del proceso de publicación científica, podemos encontrar la retractación de artículos publicados en revistas indexadas.

El proceso de fraude puede presentarse en varios momentos: antes, durante y después de la publicación, vamos a ver cuáles son las posibles situaciones en cada uno de ellos.

a. Antes del proceso de publicación

Antes del proceso de publicación se puede presentar la situación de conflicto de interés no declarado. Existe un conflicto de intereses cuando el juicio profesional sobre un interés primario (como el bienestar de los pacientes o la validez de la investigación) puede estar influenciado por un interés secundario (como el beneficio financiero). Sin embargo, los conflictos pueden ocurrir por otros motivos, como las relaciones personales o las rivalidades, la competencia académica y las creencias intelectuales (ver Ética Psicológica, 2017a).

b. Durante el proceso de publicación

Durante el proceso de publicación podemos encontrar varias situaciones de fraude. Por ejemplo, la autoría inmerecida o insuficiente (Kwok, citado por Pérez-Acosta & Amaya, 2017).

El International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE, s.f.) considera que la autoría confiere crédito y tiene importantes implicaciones académicas, sociales y financieras, además de la responsabilidad por el trabajo publicado.

Al otro extremo, podemos encontrar la autoría honoraria o de poder, donde por situaciones ajenas al trabajo mismo, una persona con poder puede presionar para figurar como autor de un trabajo sin merecerlo.

Criterios de autoría según ICMJE

El ICMJE (s.f.) recomienda que la autoría se base en los siguientes 4 criterios:

  • Cuando hay contribuciones sustanciales a la concepción o diseño del trabajo o la adquisición, análisis o interpretación de datos para el trabajo;
  • Cuando se redacta el trabajo o se revisa críticamente con contenido intelectual importante;
  • Cuando se aprueba la versión final que se publicará;
  • Cuando se es responsable de todos los aspectos del trabajo. Con el fin de garantizar que las preguntas relacionadas con la precisión o la integridad de cualquier parte del trabajo se investiguen y se resuelvan adecuadamente.

Retomando las posibilidades de fraude durante el proceso de publicación, podemos encontrar, además de la autoría insuficiente, otras formas de fraude tal como el plagio o el autoplagio.

Por plagio entendemos el proceso por el cual se toman los datos, resultados o propuestas de otro autor o investigador y se asumen como propios (APA, 2010; Ética psicológica, abril 2017b). Existen casos famosos sobre este tipo de situación, como el caso de la investigadora italiana Carmine Finelli quién en 2016, recibió el encargo de revisar un artículo para Annals of Internal Medicine y terminó robándolo al publicarlo como propio en otra revista científica (Dasinger, citado por Pérez-Acosta & Amaya, 2017).

Por otro lado, tenemos el autoplagio, que es cuando utilizamos datos propios de investigaciones anteriores sin citarlos como si fueran nuevos o recientes (APA, 2010). Por supuesto, la manera más fácil para evitar el plagio es la citación de las fuentes originales y para evitar el autoplagio, es la autocitación.

Ejemplos de este tipo de fraudes

Fraudes podemos encontrar muchos, como es el caso del estudio del 2015 de Citron y Grinsparg (citado por Gutiérrez, 2015) que informa que, de un repositorio digital, llamado arXiv, de ochocientos mil artículos de matemáticas y física, se demostró que 1 de cada 16 autores habían hecho plagio o autoplagio. Así mismo, alrededor del 15 % de los autores de algunos países, entre ellos Colombia, que habían sometido artículos a arXiv, habían sido “marcados” por el programa de antiplagio de dicho repositorio. De igual manera, según Bohannon (citado por Gutiérrez, 2015) Colombia es el país con mayor índice de “marcaciones” por reutilización de texto en Latinoamérica, seguido de México, Brasil, Argentina y Chile.

Otros escándalos

Otros escándalos conocidos (referidos por Gutiérrez, 2015):

  • El fisiólogo Robert Gallo, quién no recibido el premio Nobel por el descubrimiento del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, por sospechas de conductas impropias en la consecución y manejo de muestras con las que caracterizo el virus.
  • El inmunólogo David Baltimore, premio Nobel de Fisiología, quién tuvo que retirar un artículo por la fabricación de datos de otra autora principal: Tereza Imanishi-Kari.
  • En 2010, la Corte Suprema de Colombia ratificó la condena por parte de una corte inferior a una profesora de literatura de la Universidad Javeriana, por plagiar la tesis de una estudiante en un artículo publicado en una revista mexicana. Esta se constituyó en la primera condena por este tipo de delito en Colombia.
  • La revista Physics Letters B retiró el artículo de dos investigadores de la Universidad Nacional y un investigador de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz por plagio. La respuesta institucional en la Universidad Nacional ha sido de mutismo.
  • En dos casos de psicólogos que habían manipulado datos en su investigación, Marc Hauser y Karen Ruggiero (Murray, citado por Gutiérrez, 2015). La respuesta de la institución donde trabajaban, la Universidad de Harvard, fue también el silencio. Se argumentó que es necesario proteger a los investigadores hasta que haya una resolución formal.

Retomando las posibilidades de fraude durante el proceso de publicación, podemos encontrar, además de la autoría insuficiente, el plagio y el autoplagio, otras formas de fraude, como es la fabricación, manipulación o imposibilidad de replicar los datos.

En esta situación de fraude se crean o manipulan los datos para que la investigación de los resultados esperados y se garantice la continuidad en la financiación de esta; de manera que se alimente la hoja de vida académica y se mantenga el estatus del investigador.

El caso de Diederik Stapel

Uno de los casos más conocidos en psicología, es el que protagonizó el psicólogo social holandés Diederik Stapel, exprofesor de la Universidad de Tilburg, quién fue suspendido por fabricar y manipular datos en sus reportes de investigación. Específicamente, 55 publicaciones estaban afectadas y fueron retractadas de las diferentes revistas especializadas y de alto impacto donde se habían publicado (Ética Psicológica, 2017c; Pérez-Acosta & Amaya, 2017). Stapel (2014) publicó un libro sobre su caso, en él nunca negó su gravísima falta ética y su responsabilidad individual. También afirmó que no soportó la presión de publicar cada vez más y en mejores revistas.

Este problema es hoy conocido como la presión por productividad. Al respecto nos dicen Gómez, Perilla & Hermosa (2015):

Tanto los profesores como las directivas universitarias necesitan ser más conscientes de los riesgos para la salud de los profesores, asociados al incremento de la presión de las instituciones para mejorar su competitividad y la calidad de sus servicios. Esta calidad se mide usualmente con indicadores tales como el número y tipo de publicaciones y otras que no necesariamente reflejan el bienestar o la salud de los miembros de la comunidad que produce esos resultados (p. 198-199).

Otros fraudes en la publicación científica

Otro de los fraudes durante el proceso de publicación, es el sometimiento paralelo de artículos. Debemos tener claro que las revistas científicas suelen publicar artículos originales e inéditos. Sin embargo, algunos autores creen que pueden pasar un mismo artículo a varias revistas al mismo tiempo. Si se publica en una de ellas deja de ser inédito para las otras donde se ha sometido el artículo. Por lo tanto, se comete una falta ética grave. Los artículos no son hojas de vida que se pasan a múltiples empresas al mismo tiempo, en consecuencia, deben someterse a diferentes revistas de forma secuencial y no en paralelo (Ética Psicológica, 2017d; Pérez-Acosta & Amaya, 2017).

Finalmente, la otra posibilidad de fraude durante el proceso de publicación es la revisión de pares falsa. Esta consiste en que los autores terminan examinando su propio artículo. Es decir, se vuelven revisores de su propio material, sugieren nombres reales de investigadores como revisores, pero con un correo falso que por supuesto solo manejan los propios autores para autoevaluarse. Tal práctica improcedente desembocó el 20 de abril de 2017, en una retractación masiva de 107 artículos publicados en la revista Tumor Biology (Pérez-Acosta & Amaya, 2017).

c. Después del proceso de publicación científica

Como vimos en la anterior sección, el fraude por revisión de pares falsos desembocó en una retractación masiva de 107 artículos de investigadores chinos publicados en la revista Tumor Biology. La retractación de artículos en revistas indexadas es precisamente la última de las opciones de fraude que revisaremos y sucede justo después del proceso de publicación científica.

Una vez se ha descubierto el fraude, las revistas deben retractar públicamente el artículo publicado y extraerlo de todas las bases de datos donde se dio a conocer el mismo. Tarea difícil y costosa que debe asumir el mundo académico para impedir que el fraude campee a sus anchas en Internet (Pérez-Acosta & Amaya, 2017).

Abajo podemos ver la mayor proporción de retractaciones entre 2012 y 2016, dependiendo del origen de los investigadores, en primer lugar, encontramos a China, seguida de Taiwan, Irán y Corea del Sur (World Education News & Reviews (WENR), 2018)[1].

Imagen 1
Investigaciones científicas que han tenido que ser rectificadas por falsa «revisión» por pares», desde 2012 a 2016.

Fuente: WENR

¿Qué alternativas nos quedan?

  • Promover una cultura de no-fraude en la comunidad en general, tanto en investigadores jóvenes como en veteranos.
  • Propiciar y presionar para un cambio en el SISTEMA de producción y evaluación científica.

La Declaración de San Francisco (2012)[2] y el Manifiesto de Leiden (2015)[3] son documentos que llaman la atención sobre la necesidad de una adecuada evaluación de los resultados de investigación:

  • No se debe sustentar de forma exclusiva en indicadores cuantitativos (factor de impacto de las revistas o índice H de los autores) y
  • Se deben acompañar con evaluaciones cualitativas proporcionadas por expertos para efectos de toma de decisiones en el contexto académico (financiaciones, ascensos, contrataciones, despidos, premios, etc.).

Decisiones legales

¿Hasta dónde pueden llegar las decisiones legales ante el fraude de los productos científicos? Un artículo del Espectador[4] del 24 de junio de 2017 nos alertaba con el siguiente titular: “China sugiere pena de muerte a investigadores científicos que cometen fraude”.

Algunos fragmentos del artículo del Espectador son:

  • Se estima que el 40 % de las investigaciones científicas realizadas en China han sido afectadas por algún tipo de mala conducta.
  • Ese fue el resultado de una encuesta que midió la percepción de biomédicos chinos. Aseguran que la masiva producción de artículos se debe a la exigencia del gremio por publicar.
  • El asunto ha llegado a preocupar a las cortes del país. Tanto que los jueces contemplan una medida radical frente a la falsificación de investigaciones científicas.

El último escándalo que involucra a los científicos, la gota que rebasó el vaso, apareció en abril/2017, cuando 107 artículos tuvieron que ser rectificados. El hecho sucedió pese a que los esfuerzos por combatir el fraude y por recuperar los recursos para las investigaciones se han intensificado durante los últimos años. Por lo tanto, es importante seguir un proceso de formación y concientización. También presionar por el desarrollo de un sistema más adecuado para medir y apoyar la producción científica.

APA (2010). Manual de Publicaciones de la American Psychological Association. México D. F.: Manual Moderno.

Day, R. (2005). Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Organización Panamericana de la Salud. Washington DC, EUA.

Day, R. & Gastel, B. (2008). Cómo escribir y publicar trabajos científicos. Organización Panamericana de la Salud. Washington DC, EUA.

El Espectador (junio, 2017). China sugiere pena de muerte a investigadores científicos que cometan fraude. El Espectador, Redacción Ciencia. Recuperado de https://instsal.me/mzumb

Ética Psicológica [eticapsicologica.org]. (2017a). Conflicto de intereses en la publicación científica – Experiencias éticas 04 [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=NQE7mKqL-wo

Ética Psicológica [eticapsicologica.org]. (2017b). Plagio y autoplagio en las publicaciones académicas – Experiencias éticas 04 [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=1CIErrxvHxM

Ética Psicológica [eticapsicologica.org]. (2017c). Manipulación de datos – Experiencias éticas 04 [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=RRkHlzTLnBo

Ética Psicológica [eticapsicologica.org]. (2017d). Presentación simultánea de artículos científicos – Experiencias éticas 04 [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=rXhfN4ummPY

Gómez, V., Perilla, L. E., & Hermosa, A. (2015). Moderación de la Relación entre Tensión Laboral y Malestar de Profesores Universitarios: Papel del Conflicto y la Facilitación entre el Trabajo y la Familia. Revista Colombiana de Psicología, 24(1), 185-201. DOI: https://doi.org/10.15446/rcp.v24n1.42081

Gutiérrez, G. A. (2015). Editorial: Fraude académico e institucionalidad. Laberinto, 15(2), 3-6.

ICMJE (s.f.) Defining the role of authors and contributors. Recuperado de https://instsal.me/em8ri

López-López, W. (2014). Editorial: Sobre el plagio, la autoría y otros problemas de ética de las publicaciones. Universitas Psychologica, 13(4), 325-326.

Milner, R. (1995). Diccionario de la evolución. La Humanidad a la búsqueda de sus orígenes. Barcelona: Bibliograf S.A.

Pérez-Acosta, A. M. & Amaya, L. (2017). Retos contemporáneos a la ética en el proceso de la publicación científica. Avances en Psicología Lationamericana, 35 (3), 427-431.

Rozo, J. A. (2007, 30 de agosto). Charles Darwin: La teoría de la evolución y su influencia en la psicología. Revista PsicologiaCientifica.com, 9(25). Recuperado de: https://psicolcient.me/3ztu2

Stapel, D. (2014). Faking Science. A true story of academic fraud. Recuperado de: https://instsal.me/gg75v


[1] Ver la web: https://instsal.me/j3xpr

[2] URL https://instsal.me/zb12g

[3] Ver sobre el manifiesto de Leiden: https://instsal.me/8ya09

[4] URL https://instsal.me/01wqa

Citar:

Rozo, J. A. (13 de junio de 2022). Publicación científica y fraude. Instituto Salamanca. https://institutosalamanca.com/blog/publicacion-cientifica-y-fraude

Este artículo es distribuido bajo licencia Creative Commons: 

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