Slow Science es un movimiento que promueve más la calidad que la cantidad de artículos científicos, con el fin de fomentar la investigación reflexiva y pausada (The Conversation, 2019).
En la actualidad la producción científica es una producción masiva que utiliza para su difusión más de 30.000 revistas especializadas. Se publica al año 2.5 millones de artículos científicos (The Conversation, 2019). Los académicos están sometidos a una gran presión por publicar con el fin de mantener sus puestos académicos en universidades y laboratorios. Situación similar se presenta para poder acceder a fondos que impulsen sus investigaciones. La competencia entre investigadores y de la presión por publicar, cueste lo que cueste, ha llevado al desarrollo de diversas faltas éticas en el proceso de publicación científica (ver Rozo & Pérez-Acosta, 2019).
“No hay mayor impedimento al progreso de las ciencias que el deseo que éste ocurra demasiado deprisa».
Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)
Publica o muere
La política de “publica o muere” genera muchos problemas. Por ejemplo: publicaciones sin altos estándares de calidad en revistas depredadoras (sin revisión, ni rigor científico); muy poca producción original; plagio o autoplagio, “salami slicing” (despiece de un estudio científico en numerosos artículos) y resultados no reproducibles e incluso inventados (Ver Rozo & Pérez-Acosta, 2019).
Por eso queremos rescatar un movimiento que surgió en 2010. La Slow Science Academy de Berlín impulsó un manifiesto para desacelerar el ritmo de producción académica. Rescatan el flujo constante de información por medio de publicaciones en revistas con revisión de pares. Pero sostienen que la ciencia necesita tiempo para pensar, tiempo para leer y tiempo para fallar, por lo que la sociedad debe darle a los científicos tiempo.
Uta Frith, profesor emérita en el Instituto de Neurociencia Cognitiva de la University College de Londres es una de las impulsoras del movimiento Slow Science. Aunque considera que el número de publicaciones es una forma fácil y rápida de evaluar la producción académica no necesariamente tiene que ser buena para medir su calidad, y ante el frenesí productivo, Frith habla de la lentitud como una virtud: “La ciencia es un proceso lento, constante y metódico. No debemos esperar que los científicos proporcionen soluciones rápidas a los problemas de la sociedad” (The Conversation, 2019, párr.7).
Slow science: una alternativa a “publicar o perecer”
«La paciencia es la compañera de la Sabiduría«.
San Agustín (354-430).
En España el investigador Antonio Lafuente, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, es otro impulsor más del movimiento Slow Science. Para él es fundamental enlentecer los procedimientos de investigación para poder hacer las mejores preguntas y poder interpretar adecuadamente las respuestas. El mismo Lafuente señala un caso muy importante a tener en cuenta y es la historia de Stefan Grimm, un profesor de toxicología del Imperial College de Londres quien se suicidó en 2014 tras las altas exigencias de sus jefes para mejorar las métricas de producción académica y poder obtener más fondos para la investigación. Antes de suicidarse envío este correo electrónico a sus compañeros:
Mi jefe, el profesor Martin Wilikins, vino a mi oficina y me preguntó cuántas becas tenía. Después de enumerarlas, me dijeron que no era suficiente y que tendría que dejar la universidad dentro de un año como máximo. La realidad es que estos científicos en lo más alto de la jerarquía solo miran las cifras para juzgar a sus colegas. Ya sean factores de impacto o ingresos en subvenciones. Después de todo, ¿cómo puedes convencer a tu jefe de que estás trabajando en algo emocionante si ni siquiera asiste a los seminarios regulares del departamento? (The Conversation, 2019, párr. 15).
La ciencia exitosa necesita tiempo para pensar
Los grandes descubrimientos y las teorías más poderosas han necesitado tiempo para llevarse a cabo y articularse. Cuando Charles Goodyear, patentó en 1844 la preparación del caucho vulcanizado, no fue producto de la inspiración del momento sino de un proceso de más de 10 años en donde realizó muchos experimentos y obtuvo varios resultados fallidos (The Conversation, 2019), o Charles Darwin, quién tardó más de 20 años en gestar, corroborar y publicar su teoría de la evolución de las especies (Rozo, 2007).
Esto es particularmente importante en momentos como los actuales, cuando estamos viviendo la pandemia del COVID-19 y existe una gran presión social y política sobre la comunidad científica por la necesidad de ofrecer resultados, medicamentos que la curen o vacunas que la prevengan. Como dicen Calderón, Soler y Pérez-Acosta (2020):
[…] creemos que ahora —más que nunca— debemos entender esta pandemia como una maratón y no como una carrera de cien metros planos, que solo ganaremos con mucha inteligencia y autocuidado, sin caer en los afanes y el desespero que son causa y consecuencia de la desinformación, preservando siempre el sentido común y siguiendo el consejo de las fuentes de información oficiales […] (p. 6).
De lo contrario, veremos nuevos ejemplos evidentes de que “del afán no queda sino el cansancio” como al revisar las últimas estadísticas de retractación[1] de las grandes revistas en Retractionwach.com. Diferentes artículos (32) de investigación alrededor de la pandemia de COVID-19 han tenido que ser retractados de revistas como The Lancet, New England Journal of Medicine, Chinese Journal of Epidemiology, Practical Preventive Medicine, Annals of Internal Medicine, medRxiv o bioRxiv, entre otras[2].
Calderón, C.A., Soler, F. & Pérez-Acosta, A.M. (2020). El Observatorio del Comportamiento de Automedicacio´n de la Universidad del Rosario y su rol en la pandemia de covid-19. Revista Ciencias de la Salud, 18(2), 1-8. Recuperado de: https://bit.ly/2RqMWrT
Rozo, J. A. (30 de agosto, 2007). Charles Darwin: La teoría de la evolución y su influencia en la
psicología. Revista PsicologiaCientifica.com, 9(25). Disponible en: https://psicolcient.me/3ztu2
Rozo, J. A. & Pérez-Acosta, A.M. (2019). Ética e investigación científica: una perspectiva basada en el
proceso de publicación. Persona, 22(1). DOI: https://doi.org/10.26439/persona2019.n022(1).4080
The Conversation (5 de mayo, 2019). La ciencia necesita tiempo para pensar: el movimiento que
quiere acabar con la cultura de “publicar o morir”. Recuperado de: https://bit.ly/3s49caJ
Notas
[1] Retractar públicamente un artículo publicado implica extraerlo de todas las bases de datos donde se dio a conocer (Rozo & Pérez-Acosta, 2019)
[2] Ver https://retractionwatch.com/retracted-coronavirus-covid-19-papers/